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7 PAUTAS PARA GESTIONAR EL ENFADO EN CASA



La adolescencia es una etapa llena de cambios físicos y emocionales dirigidos a la búsqueda de la identidad. También es un periodo donde las emociones se viven de forma muy intensa. La ira es esa emoción que hace que los adolescentes se sientan irritados, tensos, con frustración ante situaciones que no se desarrollan como querrían, por lo que es una emoción que se puede descontrolar más fácilmente, sin que sean conscientes de sus consecuencias.


La aparición de conflictos familiares en esta etapa es muy normal. Los cambios por los que están pasando crean tensiones internas que a veces son complicadas de gestionar por el entorno. Los adolescentes están aprendiendo a explorar, comprender y lidiar con ese mundo interno, con esos cambios que van apareciendo. Durante este camino, es cuando pueden aparecer conductas agresivas o impulsivas como forma de expresión emocional. Algunas de las conductas pueden ser: agresiones físicas y verbales (tirar objetos, insultar, amenazar, gritar, portazos, golpear objetos, etc.), bajo rendimiento académico y rechazo hacia todo lo relacionado con el colegio, poco autocontrol sobre sus acciones y emociones, no cumplimiento de las reglas o límites establecidos en casa, etc.


Es importante recalcar que las conductas agresivas son comportamientos aprendidos, de forma que si se trabaja en ellos se pueden modificar y sustituir por comportamientos más adaptativos tanto para el adolescente a la hora de expresarse como para su entorno.

Y entonces, ¿qué puede hacer la familia si los adolescentes reaccionan desde la ira, desde estos comportamientos agresivos? A continuación, proponemos una serie de herramientas que pueden ayudar a gestionar esta emoción.





1. MANTENER LA CALMA Y DAR EJEMPLO

Es más importante de lo que pensamos gestionar bien nuestra ira ante situaciones complicadas con el adolescente. Si acabamos gritando, amenazando, dando portazos, insultando porque la situación nos desborda, nuestro hijo o hija podrá tomar como referencia esos comportamientos e imitarlos y es muy posible que la conducta agresiva en ese momento aumente aún más.

Sin embargo, si intentamos enfocar estas situaciones desde un punto de vista más calmados, facilitará su aprendizaje para el control de la ira. Promover conductas adecuadas mediante la realización de las mismas ayudará a que los hijos vayan imitándolas y adoptándolas. Es importante tomar conciencia de no caer en el círculo vicioso de la ira y transmitirles el mensaje de que la no violencia es el camino.


2. RECONOCER LA EMOCIÓN DEL ENFADO

Es crucial comprender que el adolescente no sabe canalizar esa emoción. Hay que ayudarle a identificar la causa de su enfado, ya que probablemente ellos ni tan siquiera lo sepan.

Cuando nuestro hijo se encuentre en pleno ataque de ira va a ser muy complicado negociar o hablar con él, profundizar algo más en lo que le está pasando. Una vez que ese momento ha terminado, es aquí cuando desde la tranquilidad, la empatía y la comprensión hablamos sobre lo ocurrido. Tú mismo puedes ponerle nombre a lo sucedido y preguntarle para que pueda explicar por qué reaccionó así y cómo se siente después. Sentirse apoyado por sus padres le ayudará a buscar una solución sin recurrir a los comportamientos agresivos.


3. ESTABLECER LÍMITES Y REGLAS CONCISOS Y CLAROS

Decide desde el principio las reglas que debe cumplir, teniendo en cuenta la edad y las competencias de tu hijo. Para ello, sería importante que ambos padres se pusieran de acuerdo para llevarlas a cabo, ya que cuantas menos contradicciones haya, mejor. No es necesario que se pongan muchas reglas, pero las que se pongan deben cumplirse de manera obligatoria, es decir, hay que ser congruente entre los límites o reglas que ponemos y lo que hacemos si no se cumplen.

Ser incongruente sugiere flexibilidad a la hora de cumplir las normas de la casa, por lo que el mensaje que se transmite al adolescente es que se pueden pasar por alto cuando ellos lo deseen. Si se decide aplicar un castigo a los hijos, hay que estar seguros de que se va a aplicar, sino es mejor no hacerlo. El objetivo es que hagas todo lo que puedas para que cumplan las normas, y para eso, tú debes ser el primero que lo haga.


4. NO RECURRIR NUNCA A LA VIOLENCIA

En muchas ocasiones, como consecuencia del descontrol de las conductas agresivas, los padres deciden emplear castigo físico o verbal (pegar o agredir verbalmente) con el fin de tener la situación bajo control. Sin embargo, este tipo de agresiones refuerza aún más las conductas agresivas en los adolescentes. Tenemos que intentar no perder el control ante estas situaciones porque al final uno de los mensajes que se transmite es que la violencia se resuelve con más violencia.

Si el conflicto te produce mucha alteración y sientes que estás perdiendo el control, puedes retirarte de la situación conflictiva a otra habitación e intentar relajarte (por ejemplo, con respiraciones lentas). Cuando te encuentres más sereno, abordas el problema con tu hijo desde el diálogo.


5. PROMOVER Y POTENCIAR EL DIÁLOGO

Para establecer una buena comunicación, es importante hablar desde la comprensión. Tenemos que reconocer que nuestro adolescente está pasando por un proceso de muchos cambios tanto internos como externos. Esto conlleva cambios en su entorno: los amigos pasarán a un primer plano y querrá pasar más tiempo con ellos y menos con sus padres, ya no estará tanto tiempo en casa, comenzará a expresar su punto de vista, etc.

Abre un espacio de comunicación, escuchando y atendiendo a sus problemas, tratando de encontrar soluciones en su compañía. Esta atención le hará sentirse valorado y comprendido. Se debe evitar realizar juicios, aunque no se esté de acuerdo a veces con lo que diga, siempre intentando ponerse en su lugar, dando ejemplo a través de la empatía y de la escucha activa.


6. REFUERZA SUS LOGROS.

Cada cambio que aprecies, cada conducta nueva que emplee le especificaremos lo bien que lo está haciendo, lo orgullosos que estamos de esos cambios. El refuerzo positivo verbal es fundamental para que se fortalezcan esas conductas y para su autoestima, el desarrollo de su autoconcepto. Si se acuerdan premios materiales con el adolescente cada vez que haya un cambio, se le darán (jugar a los videojuegos, ir a comer a un restaurante que le guste mucho, etc.)


7. TENER PACIENCIA

Por último, mantener la calma es una de las claves principales a la hora de tratar con adolescentes más agresivos. Sin embargo, es una de las pautas más difíciles. El adolescente necesita del ejemplo, del apoyo y de la comprensión de sus padres, sobre todo cuando está enfadado porque suele ser señal de que no lo está pasando bien.


Este artículo es meramente informativo, si consideras que tu hijo necesita ayuda profesional, te invitamos a que pidas una primera consulta en nuestro centro.

Te podemos ayudar.



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