Ahora que ya sabemos cómo prepararnos para estudiar, vamos a ver a continuación cuáles son los mejores hábitos para el estudio, los cuales nos ayudarán a mejorar nuestra forma de estudiar. Está demostrado que tener unos buenos hábitos de estudio es una garantía para convertirnos en unos buenos estudiantes y obtener buenas notas. Por contra, una falta de hábitos de estudio puede llevar a unos malos resultados. No importa si estás en primaria, la ESO, bachillerato, universidad o preparando una oposición. Incorporar unos buenos hábitos de estudio te ayudarán a conseguir tu objetivo.
En primer lugar, ¿qué son los hábitos de estudio?
Son métodos y estrategias que usamos para asimilar unidades de aprendizaje, nuestra aptitud para evitar distracciones, nuestra atención al material a estudiar y los esfuerzos que realizamos a lo largo de todo este proceso. Por lo que los hábitos de estudio permiten que logremos memorizar conceptos y convertir la información que ha sido explicada en clase en conocimiento capaz de ser aplicado en un futuro. Los hábitos de estudio promueven la capacidad de aprender con menor dificultad nuevos contenidos y mejorar el rendimiento académico, además, con el paso del tiempo, los niños desarrollan más seguridad en relación con sus capacidades.
A continuación, podemos tener en cuenta una serie de hábitos de estudio que nos ayudarán a conseguirlo.
1. Organización del tiempo:
Esto es algo que se dice constantemente, lo sabemos, sin embargo, es bastante más complejo de lo que suele parecer. Una buena manera de organizar tu tiempo es cuantificar el tiempo que empleas en dormir, en ocio, en alimentación...y distribuirlo para tener tiempo de estudio. Cada persona es un mundo, pero pongamos un ejemplo: un estudiante emplea en dormir 8 horas, 5 o 6 horas en clase, comida 2 horas, en ocio otras 2 horas; por lo que vemos sobran unas 6 horas, pues de esas 6 horas puede usar 1 o 2 horas al estudio. Por lo tanto, vemos que podemos planificar nuestro tiempo y poner un tiempo específico dedicado al estudio y aun así nos sobraría tiempo. Esas horas en blanco las podemos tener por si nos surgieran imprevistos.
El tiempo de estudio puede incluir cualquier cosa que hagamos relacionado con el trabajo escolar, es decir, leer libros, hacer deberes, trabajar en un proyecto, estudiar para un examen...
2. Tratar de estudiar a las mismas horas cada día:
Si estudiamos a las mismas horas cada día, estableceremos una rutina que se que se transformará en parte habitual de nuestra vida, como dormir o comer. Cuando llegue la hora de estudio estaremos ya mentalmente preparados para empezar a estudiar.
El tiempo de estudio consta de tiempos de trabajo y tiempos de descanso. Trata de no estudiar demasiado cada vez, es decir, distribuye el trabajo que tienes que hacer en periodos cortos tomando descansos breves. Una de las técnicas más recomendadas por su eficacia y sencillez es la Técnica Pomodoro. La cual consiste en considerar cada 25 minutos de concentración como un "pomodoro", cada sección de tiempo (es decir, cada 25 minutos) debes hacer un descanso de 5 minutos y cada 75 minutos de concentración descansar 15 minutos.
3. Interactuar en clase y tomar apuntes:
Para aumentar el entendimiento no sólo necesitas prestar atención en clase, sino interactuar, ya sea preguntando dudas al profesor y/o tomando pequeñas anotaciones que te ayudarán a recordar lo explicado. Por otra parte, los apuntes a mano son otro hábito que beneficia nuestra memoria, especialmente a largo plazo; ya que todo el esfuerzo que supone tomar notas, almacenarlas y revisarlas luego contribuye al proceso de aprendizaje, no solo a memorizar, sino a retener y reflexionar sobre el conocimiento, lo cual es imprescindible si queremos pasar de la teoría a la práctica.
3. Fijar pequeñas metas específicas para las horas de estudio:
Las metas nos ayudan a mantenernos enfocados y controlar el progreso. Simplemente sentarse a estudiar sin más tiene poco valor. Debemos tener claro lo que deseamos lograr alcanzar durante la hora de estudio.
4. Pensar qué es prioritario:
Por ejemplo, "estudiar matemáticas porque llevo un poco de retraso del año anterior"; "la lectura obligatoria de lengua de este trimestre"... piensa cuánto tiempo necesitas para conseguir ese objetivo, por ejemplo, "dedicaré una hora más los lunes y miércoles a las matemáticas para conseguir estar al día durante este trimestre"; "dedicaré dos horas los jueves y/o sábados para la lectura de lengua"...
5. Decir a los amigos que no llamen durante sus horas de estudio:
Pueden ocurrir dos problemas si tus amigos llaman durante tu estudio. Primero, interrumpen tu trabajo y no es tan fácil recuperar el hilo de lo que se estaba haciendo. Segundo, tus amigos pueden hablar de cosas que te pueden distraer de lo que necesitar hacer. Una idea sencilla: apagar o silenciar el móvil durante las horas de estudio.
6. Repasar durante el fin de semana:
Sí, los fines de semana suelen ser para divertirse. Pero también podemos emplear algo de tiempo en repasar algo. Esto ayuda a estar más preparado para el inicio de semana el lunes y comenzar otra semana de clases con más confianza.
7. Premiar tu esfuerzo diario:
Al igual que te has puesto pequeñas metas diarias a conseguir, también puedes premiarte con algo al conseguir tu objetivo diario. No esnecesario que sea un gran premio, un par de páginas del libro que te gusta, un paseo con tu perro, jugar al juego que te guste... El hacer algo que te guste cada día tras conseguir tu objetivo marcado te ayudará mantener la motivación y a crear un buen hábito de estudio.
Y por último y no por ello menos importante,
8. Tener unos hábitos de sueño:
Dormir es una de las acciones más importantes para mejorar nuestra aprendizaje, dormir entre 6 y 8 horas sería lo aconsejable para ayudar a fijar la memoria a largo plazo.
Por lo tanto como conclusión, podemos decir que contar con unos buenos hábitos de estudio es una de las herramientas más poderosas y potentes para alcanzar un aprendizaje real en un proceso de formación continua, mucho más que el nivel de inteligencia o de memoria, pues los hábitos son conductas que adquirimos por repetición, y que, con el paso del tiempo, se convierten en actos automáticos y nos permiten enfrentarnos a las tareas cotidianas con mayor efectividad.
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